Comentarios a algunos casos de crímenes rituales judíos en el siglo XX

 

La sangre de un ser sin alma, sin energía vital, no le sirve al judío para el Purim ni para los sacrificios: los delincuentes, los asesinos, los degenerados y los "vampiros" que de vez en cuando aparecen entre los nacimientos de los no judíos (por no operar ya la selección natural entre los seres humanos) y toda la escoria más baja de una sociedad no es beneficiosa para ellos; sí lo serán los inocentes que caigan en sus manos... Es por eso que, donde quiera que estén en el mundo, los judíos simulan ser filántropos defensores de la vida, pacifistas y contrarios a la pena de muerte.

 

A pesar de todo, durante la época contemporánea aún se realizan aisladamente algunos sacrificios humanos de Purim al estilo de los que se realizaban en tiempos remotos, con una víctima que es secuestrada y torturada hasta morir con prácticas increíblemente sádicas y casi psicopáticas, en donde es frecuente lo que podríamos llamar la "muerte con marca en el cuello", ya sea por degüello (como en los asesinados de Nüremberg) o por estrangulamiento.

 

En gran medida, los "horrores" inventados por los fanáticos judíos en torno a la fantasía del "Holocausto" son una exteriorización de su propio subconciente e inconciente colectivo, sediento de sangre, horror y muerte, pues además, muchas de las supuestas "torturas" que describen como habituales de los "Campos de Exterminio" son prácticas frecuentes en sus Purim. El asesinato a sangre fría de los oficiales polacos en los bosques de Katyn fue un gran Purim ejecutado por los comisarios rusos del ejército rojo, todos ellos judíos, a pesar de que por años se trató de culpar a los alemanes de este horrible hecho, hasta que la verdad se impuso...

 

Actualmente, pueden verse aún ejemplos de estos sacrificios jehovíticos. En Polonia, por ejemplo, los judíos "chassidim" practicaban fanáticamente, desde tiempos remotísimos y con toda impunidad, la vieja usanza del Purim, con sacrificio humano directo y todo, siendo muy probable que aún lo hagan de un modo parecido. Así nos explicamos que el papa polaco, Juan Pablo II, haya declarado que los cristianos eran "hermanos menores de los judíos", ciertamente lacayos muchos de ellos (lo que nos recuerda una leyenda medieval judía según la cual, algún día, llegaría a la casa del Vaticano un papa judío, llamado "Elhanan") sin que jamás haya alzado su sacrosanta voz contra las masacres de árabes de todos los años por parte de sus hermanitos mayores.

 

El 5 de septiembre de 1938, 59 jóvenes nazistas chilenos fueron asesinados a mansalva en la llamada "Masacre del Seguro Obrero". El hecho de sangre, que involucró al propio presidente de la república de entonces, fue realizado por un grupo de oficiales policiales vinculados a la masonería chilena y dirigidos en el lugar de los hechos por un extraño judío llamado Francisco Droguett Raud. Todo esto hace sospechar que se trató, en parte, de un gran asesinato con connotaciones rituales.

 

Y sobre los asesinatos individuales, aún se recuerda además la triste muerte del hijo del coronel Charles Lindbergh, famoso por haber atravesado el atlántico de un continente a otro a través de su avión "Espíritu de San Luis", por primera vez en la historia. Lindbergh era un ferviente partidario del nazismo alemán y declaró en varias oportunidades su antijudaismo. Del mismo modo, su padre se oponía a la creación de la Federal Reserve Banking Sistem, fundada por los mismos judíos que financiaron la Revolución Rusa.

 

El resultado final: el hijo de Charles Lindbergh fue secuestrado el 1 de marzo de 1932, y aparece muerto después del Purim de ese año, celebrado el 22 del mismo mes. Lindbergh siempre sospechó que la muerte de su hijo había sido realizada por judíos, al igual que lo creía la policía, siguiéndole los pasos a una banda de mafiosos judíos liderados por uno de apellido Fleischer. Sin embargo, de súbito apareció como culpable un tal Hauptmann, de origen alemán, que fue ajusticiado sin evidencias concluyentes de su participación en un crimen que, por sus características, era imposible que hubiera sido realizado por un solo hombre.

 

Ya antes y durante la Primera Guerra, la judería inglesa –la misma que preparaba el traslado de los Sionistas hasta Palestina- organizaba y dirigía acciones criminales en donde los muertos se contaban por montones. En 1916, con el propósito de proveerse de las muertes de gentiles necesarias para el período del Purim, las altas autoridades judeo-masónicas del Imperio Británico protagonizaron uno de sus actos más viles, del que aún hoy día persisten heridas abiertas. El día Lunes de Pascua de ese año, los independentistas católicos irlandeses se alzaron ante la negativa del gobierno británico de cumplir con la Ley del Gobierno Irlandés, aprobada desde hacía dos años, que les daba su deseada autonomía. Unas 500 personas murieron en las revueltas por la sangrienta represión inglesa y 15 de los líderes irlandeses fueron ejecutados... Sangre católica para colmar la sed de los judíos de Albión.

 

Por culpa de los desvergonzados historiadores de nuestros tiempos, poca gente sabe que los altos funcionarios judeo-masónicos de Gran Bretaña tenían su propia versión de la KGB de sus colegas soviéticos, llamadas "Black & Tans". Esta milicia cometió horribles y atroces crímenes contra los irlandeses católicos, desde que fueron enviados hasta allá en 1920. Hoy en día, el conflicto entre blancos católicos y protestantes sigue dirigido por los poderosos judíos ingleses. La llamada secta fundamentalista "protestante" denominada "Orangistas", que desfila por barrios católicos de Irlanda todos los años, celebrando provocadoramente el centenario aplastamiento de los católicos, está absolutamente infiltrada y dirigida por judíos sionistas, algunos conectados a la Masonería y la poderosa B'Nai Brith, y su símbolo en la mismísima Estrella de David, usando uniformes azules de retazos naranjos. Esta organización está relacionada con el grupo paramilitar de la "UVF", secta de asesinos protestantes dedicadas exclusivamente a matar católicos y dirigir atentados contra sus barrios en Irlanda.

 

Muchachos de las vencidas fuerzas alemanas del Reich, fueron ejecutados sin juicio, sin defensa ni ajuste a las leyes internacionales, al final de la guerra. Miles de alemanes fueron asesinados de esta forma por los aliados y, al igual que en los bombardeos, las órdenes eran impartidas por oficiales y políticos de origen judío. Todas estas imágenes han desaparecido de la luz pública.

 

Hombres, mujeres y niños asesinados por los aliados en los criminales bombardeos a los barrios civiles de las urbes alemanas, ordenados por los mandatarios judíos Roosvelt y Churchill. Por este holocausto alemán nunca hubo juicios de Nüremberg ni compensaciones. Miles y miles de civiles germanos murieron en los bombardeos a Berlín. Algunos "historiadores" han cometido el descaro y el sacrilegio de exponer algunas de esta imágenes fingiendo que se trataría de "víctimas judías del Holocausto" . En el verdadero holocausto, el que ocurrió contra los alemanes con la llegada de los aliados, los judíos no eran precisamente las "víctimas"... Ese sí fue un verdadero Holocausto, una "quema ritual", con miles y miles de asesinados por bombas incendiarias. Un escándalo que quedó en la impunidad absoluta.

 

En Chile 59 jóvenes nazistas chilenos fueron asesinados a sangre fría durante un intento de sublevación nacionalista, en septiembre de 1938, en la "Masacre del Seguro Obrero", realizada por un grupo de oficiales masones por orden del Presidente de la República Arturo Alessandri (también masón) pero dirigidos por un extraño civil judío llamado Francisco Droguett Raud, que llegó al lugar de los hechos a darle órdenes e instrucciones a los propios uniformados.

 

Una de las bombas atómicas fue lanzada sobre Japón, sin necesidad bélica real y con el único objeto de probar su poder destructivo en zonas urbanas y sus mecanismos de detonación. Por eso, la bomba de Hiroshima era distinta de la de Nagazaki. La isla de Japón presentaba, además, las características de aislamiento continental ideales para usarlas sin dañar países vecinos, amigos de los aliados. Desde su creador teórico, Albert Einstein, hasta el presidente de EE.UU que ordenó su uso, Harry S. Truman, prácticamente todos los vinculados al crimen de Hiroshima eran judíos. Ambas esas bombas fueron lanzadas con inscripciones que decían ser "un beso de los EE.UU para Japón e Hiroito".

 

La Guerra de Vietnam también le presentó a los altos oficiales del Pentágono, vinculados a la judería, toda una gama de excusas para probar el poder destructor de un sinnúmero de armas de guerra sobre áreas civiles, como las bombas de napalm, Todo indica tambien que la Guerra del Golfo Pérsico habría tenido motivaciones muy parecidas, para probar armas de gases venenosos del ejército norteamericano. Se repite asi la crueldad criminal en las bombas de la judía Madeleine Albrigth contra Irak, las que llevaban burlas y consignas groseras escritas sobre sus cubiertas antes de ser arrojadas sobre civiles inocentes.

 

Se podria seguir con los niños japoneses quemados al abrazo de fuego de la bomba atómica de Hiroshima y Nagazaki de 1945, utilizada por las altas autoridades judías que en aquel entonces dominaban los Estados Unidos. El creador intelectual de la bomba, Albert Einstein, el famoso científico judío que ha sido inmortalizado con una imagen de personaje simpático y agradablemente informal, insistió en varias oportunidades que la bomba fuera lanzada pronto, a pesar de que frecuentemente se hace creeer lo contrario. Einstein siempre estuvo de acuerdo con emplear la bomba atómica y usarla de preferencia contra Alemania, alternativa que fue descartada por poner en peligro a los países aliados cercanos a los límites germanos.

 

Sobre los casos de famosos asesinatos individuales de corte ritual del siglo XX, empezamos con el "Caso Beiliss", ocurrido en 1911 en Kiev, Rusia. Ese año se halló el cuerpo desangrado de un niño dentro del terreno de una fábrica de ladrillos a la que sólo judíos tenían acceso y que tenía hasta una sinagoga propia. Se enjuició a su dueño, el judío Mendel Beiliss, pero por no llegar a un fallo unánime, fue dejado en libertad en 1913; sin embargo, el jurado resolvió que el crimen había sido de tipo ritual y con mucho sufrimiento, causado por un sinnúmero de heridas en todo el cuerpo. Los judíos de Kiev comenzaron de inmediato una campaña de desinformación sobre el caso, debiendo ser amonestados públicamente. Un hecho muy oscuro es el que dos pequeños hermanos, Genia y Valentine, que iban a dar testimonio contra Beiliss, murieron misteriosamente tras comer unas golosinas que les diera un policía judío llamado Krassowsky. Dos doctores judíos declararon que los niños murieron de disentería, pero extrañamente, después se retractaron de este informe, admitiendo que sí habían sido envenenados.

 

Se supo también que a la madre de ellos, los judíos le habían ofrecido un soborno para culparse a sí misma por el asesinato del muchacho de la fábrica. El cadáver del muchacho presentaba además trece puñaladas en la sien derecha y siete en la izquierda, tal como prescribe hacer los sacrificios rituales el Libro del Zohar, de la secta de los Judíos Chassidim. Pero tras ocurrir la Revolución Rusa, los judíos bolcheviques anularon los resultados del juicio sobre "asesinato ritual" cambiándolo por un crimen común y corriente cometido, supuestamente, por un cristiano. Beiliss emigró a Estados Unidos y murió en 1934 siendo sepultado por los demás judíos como todo un héroe. Un panfleto fue distribuido por entonces en Kiev, advirtiendo a los padres de cuidar a sus hijos durante el período del Passover Judío, mostrando la imagen del cadáver del niño asesinado ritualmente en la fábrica de Beiliss.

 

La horrible muerte ritual del hijo del coronel Charles Lindbergh es un tema tabú en nuestros días por tratarse de uno de los escándalos más graves que han involucrado prácticas de sacrificios humanos por los judíos, a pesar de que el poder secreto logró esconder la realidad de los hechos a nivel judicial.

 

Una de las menos mencionadas matanzas del Siglo XX es el asesinato en masa de las familias germanas establecidas en Polonia, en 1939. Siempre se ha supuesto que fueron terroristas o policías polacos sus autores, lo que es muy posible, pero la presencia de un innegable toque ritual en este crimen nos sugiere que una mano "extra" debió haber dirigido esta masacre, probablemente los mismos que organizaron la Masacre de los Bosques de Katyn, en este mismo país, al año siguiente. Estos asesinatos, junto con ser brutales, incluían un revelador rasgo ritualístico propio de los sacrificios rituales del Purim: a todas las víctimas (mujeres y niños incluídos) le fueron extraídos los ojos con ballonetas.

 

En la actualidad los judíos de Estados Unidos decidieron celebrar los 50 años de las Naciones Unidas con un bestial ataque a los restos de la ex-Yugoslavia, so pretexto de corregir la grave situación política y social interna que sacudía a Serbia por aquellos días y que era propiaciada por la propia judería izquierdista que controla al gobierno serbio de Milosevich.

 

Los culpables directos de este atroz crimen internacional son todos judíos que se esconden detrás del títere sexista de Bill Clinton, y los ataques forman parte del costo que debe pagar el mundo por culpa de los países poderosos que llevan a judíos hasta los puestos claves del Gobierno. Los judíos norteamericanos, asesinos que dirigieron esta sangrienta cruzada contra Yugoslavia, fueron: Madeleine Albright (Secretaría de Estado) tan activa en este asunto que se le llamó "La Guerra de Madeleine" , William Cohen (Secretaría de Defensa), Samuel Berger (Consejo de Seguridad Nacional), Stuart Eizenstat (Sub-Secretaria de Estado), Doug Sosnik (Consejero de la Presidencia), Steve Kessler (Consejo de la Casa Blanca) y Dan Schifter (Director de las Fuerzas de Paz), entre otros tantos que no caben en este espacio.

 

Las escenas escalofriantes de los criminales ataques de la NATO sobre Serbia, fueron dadas por orden de los judíos que controlan los Estados Unidos. Soprende la agresividad y violencia con que estos gangsters actuaron contra Yugoslavia en este caso, sobretodo si la comparamos con la increíble indiferencia y pasividad que mostraron ellos mismos durante los horrores de la guerra civil yugoslava que agitó la mayor parte de esa década, a pesar de las súplicas de entonces de la comunidad internacional pidiendo detener el conflicto.

 

¿Asesinatos rituales de kosovares en Yugoslavia?... Mientras la NATO atacaba a civiles yugoslavos y kosovares por igual (siempre "por errores", que causaron más de 170 bajas sólo entre los musulmanes que pretendían "salvar") y de paso también a la Embajada China, Israel ofrecía asilo a los refugiados kosovares y Estados Unidos denunciaba la existencia de "Campos de Concentración" en una tremenda campaña por asociar al dictador pro-comunista y pro-judio de Milosevic con Hitler y los horrores del Holocausto. ¿Estaremos en presencia de una guerra absolutamente fabricada por los medios de prensa y los altos mandos del Pentágono y la Casa Blanca en complicidad con Israel?. Pasarán décadas antes de que el mundo pueda entender (o aceptar) realmente lo que ocurrió entre serbios y kosovares, y para que se acabe de entender quién estaba realmente detrás de las atrocidades cometidas por los ejércitos serbios y los "salvadores" de la NATO.

 

En algunas fotos se pueden observar un bebé y un anciano kosovar asesinados por soldados serbios, pero con un estilo muy particular. El fallecido presenta el cuello cortado "ritualmente" (de oreja a oreja, como cordero). ¿Es acaso una costumbre que los soldados serbios degüellen ritualmente a sus víctimas?... No lo sabemos. ¿Quiénes podrían haber ordenado una "ejecución ritual" como ésta?... ESO SI LO SABEMOS, Y UDTED TAMBIEN.

 

El mismo año de los ataques norteamericanos a Yugoslavia, la judería rusa hacía lo propio... Los ataques de Rusia sobre Chechenia repiten el mismo estilo criminal de los antecedentes que mostramos. La judería rusa del borracho presidente Boris Yeltzsin y el entonces ministro de interior Vladimir Rachailo Putin, ex-KGB descendiente de judíos rusos y posterior Presidente de Rusia, como ayer lo hiciera Stalin, han atacado sin compasión a los chechenos sublevados. Y de paso también a los recintos aledaños: un mercado central y una maternidad, donde se produjo la mayoría de las cerca de 150 o más muertes. La versión de las agencias noticiosas y de la judería rusa: "El ejército ruso bombardeó bases guerrilleras islámicas de Chechenia" ...

 

Tras los atentados terroristas en Moscú de septiembre y octubre de 1999, atribuidos a los chechenos, los judíos Yuri Lushkov y Vladimir Putin, Alcalde de Moscú y el entonces Ministro de Interior ruso respectivamente, se valieron de ellos para desatar una persecución contra el pueblo checheno tomándolos detenidos en masa, como se ven en algunas imagenes. Entre el 6 y el 7 de octubre, las agencias del mundo informan que los rusos han atacado el poblado guerrillero de Shamil Besayev, en Chechenia para reprimir a los terroristas... Sin embargo, muestran que los cerca de 40 muertos eran civiles inocentes y desarmados. Las masacres fueron así la tónica de este siglo que cerró el milenio, de principio a fin.

 

En 1932, el mismo año de la muerte del hijo de Lindbergh, un judío llamado Moritz Kaspar fue condenado a sólo 15 años de cárcel al confesar, ante la evidencia en su contra, que había asesinado ritualmente a la ciudadana Martha Kapar, como parte de un Purim...

 

Sesenta y cinco años más tarde, en 1997, las cosas no han cambiado: el joven judío de 19 años Samuel Sheinbein, celebró su propio Purim secuestrando, asesinando y picando en pedazos a un adolescente de Maryland, para luego escapar de la justicia a Israel; y sólo luego de dos años de presión por parte de las autoridades y fiscales de Estados Unidos, el judío asesino confeso recibió una condena de sólo 24 años con posibilidad de salir a los 16.

 

Así, pruebas hay en todos lados y a lo largo de toda la historia.

 

Rudolf Hess es otro ejemplo. Era ya un anciano el llamado "Preso N° 7" cuando una mañana salió de su celda seguido de un gendarme, a dar su diaria vuelta por el patio de Spandau, como hacía 45 años lo venía haciendo. Hess era el único capaz de revelar los detalles de las psicotorturas y drogas utilizadas en la prisión, que ya había anunciado en parte con anterioridad, y una luz de libertad se filtraba hasta su celda, pues el canciller Kohl había enviado una carta, poco antes, a Margaret Thatcher, Ronald Reagan y Mikhail Gorbachev suplicando la liberación del anciano prisionero, además de las insistencias. Se esperaba entonces una respuesta...

 

Pero Inglaterra tenía mucho que perder, pues Hess además poseía los argumentos de un siniestro secreto, que pone al Reino Unido más cerca del Tercer Reich que de los aliados, y como protagonista de una tremenda traición. ¿Cuál era ese secreto?. Hess se lo llevó al morir víctima de un Purim, ese día. En un descuido, el vigilante lo habría perdido de vista para encontrarlo más tarde colgado de un cable dentro de una de las bodegas, con un nudo en el cuello que sus ya seniles manos nunca habría podido realizar. Había sido asesinado también con la "marca en el cuello", como las marcas de los vampiros, existiendo evidencia de que incluso terminó de ser ejecutado en la ambulancia que lo llevaba al hospital.

 

Poco después, en las calles de Berlín apareció un cartel diciendo: "RUDOLF HESS HA MUERTO... ¡AHORA YA ES LIBRE!" .

 

Otro detalle importante en la ritualidad judía es la constante connotación de "perdón" del resto de las fiestas que celebra durante el año: perdón de todos sus pecados, de todas sus crueldades y de todos sus asesinatos, expresado principalmente en el Día del Perdón o "Yom Kippur", en que, por paralizar las actividades, cierran prácticamente todas las multitiendas y centros comerciales del mundo para que sus jefes judíos puedan retirarse y pedir perdón a Jehová durante el aniversario de alguna de sus victorias, a principios de octubre de cada año.

 

Allí, en el Yom Kippur, oran en ayuno los versículos de la Torah y "traspasan" todos sus pecados a algún animal que posteriormente será sacrificado con degüello y desangramiento, para luego ser quemado y ofrendado en “holocausto”. Así, el hipócrita judío queda "limpio" de toda culpa a cambio de un inocente ayuno, y listo para reiniciar sus crímenes anuales, expresados en plenitud el día del Purim.

 

Así, como lo gritara Streicher esa tarde, la judería sí celebraba otra de sus Fiesta del Purim en Nüremberg.